Ahora bien, en este escrito nos interesa retomar el concepto “quiasmo” (chiasme), de Merleau- Ponty con el objetivo de mostrar que su función, en el marco de la nueva ontología esbozada en Le visible et l’invisible y en las notas de la misma época, se corresponde con la función que, a lo largo de la historia de la filosofía (en términos de Heidegger y Derrida: de la metafísica), ha desempeñado la imaginación.3 En este sentido, pensar una ontología del quiasmo (o, como veremos, de la carne) supone por necesidad pensar una ontología de la imaginación.4 Además, esta ontología de la imaginación u ontología quiasmática, necesariamente indirecta, permite arrojar una nueva luz sobre el problema –también central en el autor francés– de la subjetividad. Como veremos, el concepto de quiasmo no sólo se aplica a la distinción ontológica “visible/invisible” o “sensible/inteligible”, sino también, y de manera explícita, a la distinción “pasividad/actividad”.