Conocemos la abogacía a temprana edad, aunque no la lleguemos a entender. Escuchamos la frase «¿no llamaste a un abogado?» ante un problema grave, con un tinte positivo o negativo; o incluso algún comentario estereotipado sobre la profesión de quienes estudian el derecho. A pesar de ello, creemos que nuestra mayor exposición a la carrera es a través del séptimo arte, sea en la pantalla grande o pantalla chica. Seamos de la generación que creció viendo “Filadelfia”, los que vieron la serie “La Ley y el Orden”, o “Suits” en Netflix; conocemos la profesión a causa de ello en un primer momento, antes de ver la realidad. Para colmo de males, terminamos percibiendo sólo una perspectiva, generando en nosotros una visión errada de «¿Qué es un abogado?». A menudo se tiene en cuenta únicamente la faceta litigante de los profesionales del derecho, con ciertas excepciones. Este hecho social, nos llevó a la creación conjunta del presente trabajo, para cuestionarnos sobre la influencia que tiene el cine en las aulas, a la hora de la elección de la carrera de abogacía; y asimismo, problematizar la visión que algunos profesionales del derecho tuvieron al ingresar a la misma.