La demanda de electricidad a nivel mundial aumenta del orden del 2% anualmente, y alcanza valores del orden del 5% en los países de mayor crecimiento. Un mundo con población en aumento debe contar con una provisión confiable de energía ya qué la misma es un bien indispensable para el desarrollo y crecimiento de la sociedad. [1] La matriz energética de Argentina está compuesta en primer lugar por un 60,5% proveniente de centrales que utilizan combustibles fósiles, mayormente gas natural, luego, en segundo lugar, aparecen las centrales hidroeléctricas con un 25,8% y, el 13,7% restante proviene de centrales atómicas y energías sustentables. [2] Las principales fuentes de energía mencionadas anteriormente son incompatibles con la conservación del ambiente. Ante la problemática emergente del cambio climático, las alternativas de generación de energías limpias cobran mayor relevancia pese a las complicaciones de llevar este tipo de soluciones a grandes escalas. Por otro lado, debe entenderse que el problema no sólo radica en la generación de energía sino también en su transporte y distribución, cuestión que afecta fundamentalmente a los pequeños poblados alejados de los grandes centros de generación eléctrica imposibilitando el desarrollo de estos.
Dado esto y a sabiendas que todavía hay poblados sin disponibilidad eléctrica, se decidió estudiar, a nivel de modelo físico, una turbina hidrocinética tipo Arquímedes. Las turbinas hidrocinéticas permiten generar energía eléctrica a partir de una fuente renovable, utilizando la energía de los cursos de agua, principalmente de ríos, mares y canales artificiales, entre otros.