La irrupción del hecho artístico en el aula, tiene la capacidad de embellecer el espacio de enseñanza/aprendizaje.
Los espacios de enseñanza universitaria son en líneas generales fríos, impersonales, incómodos, feos. Una vez que el aula se ha embellecido, por imperio del poder transformador del arte, nace una oportunidad. Una ventana hacia una nueva comunicación. Una apertura posible para alumnos y docentes.