Curiosamente la palabra “fantasma” proviene del verbo griego “phanein” (que a su vez deriva de “phos”, luz) y singifica brillar, mostrar, hacer visible. De manera que para los griegos, fantasma es la cosa que se nos hacía visible a nuestros ojos. Esta raíz etimológica es compartida por otras palabras tales como “fósforo”, “fenómeno”, “fotografía” y “fotosíntesis”, que, quiérase o no, están emparentados con el fantasma.
Por tal razón encontré apropiado iniciar esta ponencia refiriéndome al “fantasma del derecho”. Si fantasma es lo que se presenta ante nosotros, y que impulsivamente nuestra razón trata de desentrañar, será interesante analizar como presentamos al derecho en el contexto de la relación de enseñanza y aprendizaje o, en otras palabras, cómo explicamos el “fantasma del derecho” a nuestros alumnos, para que, dentro del mismo contexto etimológico resulte ser un “fenómeno jurídico” y no un espectro aterrador.