En los días que precedieron a la escritura de esta exposición, mientras resolvía cómo enfocar el tema solicitado desde la organización de estas Jornadas, revisaba, junto a mis alumnos del profesorado de Letras, el nuevo diseño curricular de la provincia de Río Negro, pomposamente titulado “Transformación de la escuela secundaria”. El mismo, organizado en ejes conceptuales y saberes, propone justamente para el eje “lectura literaria” la escucha y lectura sistemática de “textos literarios producidos en diferentes contextos de producción (universal, latinoamericano, nacional y regional), de carácter hegemónico y/o marginal”.
Pues bien, consideremos este enunciado para pensar entre todos lo que ha sido y sigue siendo materia de debate no sólo de expertos y ensayistas sino sobre todo de los propios docentes, toda vez que se plantean qué dar de leer a sus alumnos.
¿Una formulación de tal amplitud, de tal grado de generalización, colabora con el profesor en la elección de aquellas pocas obras que incluirá en su programación anual? ¿No valdría la pena que el documento hilara un poco más fino, facilitando decisiones posteriores?