Las Clínicas son vistas como laboratorios de reflexión sobre la práctica legal, y como procesos pedagógicos innovativos que harían posible romper el círculo vicioso del paradigma de Derecho tradicional en dos sentidos importantes, uno mediato y otro inmediato. De manera mediata, educando a abogados diferentes:
los abogados bien entrenados en las destrezas de la práctica profesional y, sobre todo, en las habilidades interpretativas analíticas y críticas, serían los que estarían en condiciones de llevar a la profesión legal a un nivel de mayor desarrollo y relevancia en la sociedad. Estos abogados se inclinarían por hacer un uso intensivo del Derecho, lo que dejaría en evidencia las potencialidades de este último como herramienta para alcanzar cambios sociales.