Los conceptos “nadar”, “natación” y “la enseñanza de la natación” se han ido modificando históricamente. En sus inicios, los procesos de cómo enseñar y específicamente, cómo enseñar natación, surgieron bajo una óptica unidireccional, donde el alumno era un sujeto pasivo, sin participación alguna en la construcción de significados e ideas. Tiempo después, el paradigma de la enseñanza vira hacia la comprensión del alumno como un sujeto activo, reflexivo, constructor de su propio conocimiento, dando lugar al debate de esos procesos.
Esta diversidad de miradas acerca de la enseñanza, permiten dar lugar al desarrollo de las teorías tradicionales y críticas que han problematizado el nadar y la natación, sometiendo la práctica a nuevos análisis y tensiones con ciertos paradigmas arraigados en quienes enseñan esta disciplina. ¿Es viable pensar a la natación y a sus procesos de enseñanza de otra manera? Seguramente sí, pero en propuestas que permitan la creatividad, la variabilidad, la reflexión, teniendo en cuenta, por un lado, al sujeto aprendiz y por el otro, a las características propias y particulares de esta disciplina.