El uso de un término singular, de una expresión lingüística cuya función es hablar de un objeto, siempre expresa al mismo tiempo que esta intención referencial el modo en el cual el hablante se apropia de dicho objeto, una cierta perspectiva desde donde se lo ve.
Desde esta óptica la teoría russelliana de la proposición se ve como una deshumanización de lo que es una manera humana de aprehender los objetos que nos rodean: desde una perspectiva o a través de un modo de presentación.