El Ars, a pesar de ser producto de la iluminación divina, será reescrito y abreviado continuamente. Su razón de ser reside en la creencia luliana de que los métodos apologéticos tradicionales sólo servían para demostrar la inconveniencia de adoptar una creencia, pero no para inducir a una nueva. Al respecto, Llull expone en diversas obras el caso de un monje dominico, bajo cuya figura se ha creído ver a su coterráneo Ramon Martí, que convence a un rey sarraceno de la inutilidad de la fe musulmana pero sin poder inducirlo a la fe cristiana.