En la actualidad se señala, desde diferentes ámbitos, que en los planes de estudios universitarios se debe privilegiar la formación antes que la información y crece el consenso en cuanto a que la formación en competencias parecería ser el desafío de la Educación Superior. En este contexto tiene mucho interés analizar en qué medida se favorece en las clases de química la adquisición de competencias en un sentido coherente con las aspiraciones de la educación científico -tecnológica actual. Bajo este marco, en este trabajo se analizan evaluaciones escritas aplicadas en cursos básicos de química universitaria con el objetivo de determinar en qué medida las mismas promueven la adquisición de competencias valoradas en graduados de carreras científico-tecnológicas. Se proponen tres categorías para la clasificación de las actividades planteadas, definidas en función de las capacidades requeridas para la resolución de las mismas: 1) la memorización de información y el cálculo, 2) el manejo significativo de teorías y conceptos, 3) la integración de aspectos conceptuales, metodológicos y de gestión de la información. Los resultados muestran que el 77 de las actividades corresponden a la categoría 2, el 23 a la 1 y no se encontraron actividades correspondientes a la categoría 3. De esto se deriva que los exámenes de lápiz y papel propuestos por los docentes muestran actividades en las que los rasgos del quehacer científico- tecnológico se hallan prácticamente ausentes.