La ponencia reflexiona sobre algunas de las crónicas del viaje que Roberto Arlt realiza a España entre 1935 y 1936 como corresponsal del diario El Mundo. A este respecto, analiza cómo, además de un narrador testigo de los avatares de la política española, hay un tono que se impone en muchas de las aguafuertes madrileñas y vascas, y ese tono es el elogio, la fascinación por lo otro y la construcción de un mundo paralelo y diferente, alternativo al orden de la experiencia vital (Buenos Aires, el lugar desde donde viene Arlt). La sociedad y el paisaje urbano español son depositarios de la percepción de un orden "incontaminado" de salud y bienestar que se separa y opone a ciertas leyes que regulan el mundo "civilizado": la urbe porteña, tal como la percibía Arlt.