El propósito de este trabajo es estudiar la producción de Javier Egea y su impacto en el campo intelectual a partir del gesto que, tanto en su poesía como en su figura de autor, escenifica la "rareza" (en términos de Bourdieu). Un raro poeta, desde un primer libro rarísimo -Serena luz del viento- que en los 70 reescribe en sonetos a Garcilaso, Bécquer y Herrera. Raro poeta que en sus libros centrales, en el marco de la "otra sentimentalidad" granadina -Troppo Mare y Paseo de los tristes- tensa sus versos entre el voluntarismo de leer y escribir El Capital, tal la doxa delineada por su lugar intelectual de pertenencia, y sus propias y personalísimas búsquedas poéticas. Raro poeta que en su último libro, Raro de luna, entra de lleno en el desasosiego romántico y surrealista, escapando de todas las "normalizaciones" impuestas a la palabra por la poesía de la "experiencia". Raro poeta, que, además, duplica esa rareza poética en la etopeya de una vida, de un "personaje" canalla y marginal que cierra el ciclo de sus días y de su obra con el acto final de su suicidio.