En Cuaderno de Sarajevo, Juan Goytisolo reconstruye un escenario de guerra que trasciende el referente: aquel "viaje hacia la barbarie"-como reza el subtítulo- recupera múltiples voces, escenas, personajes fácilmente reconocibles en cualquier enfrentamiento bélico de la historia. El lector entiende que no es una obra de ficción: autor y narrador se confunden en el nombre de Goytisolo; su profesión, su vida personal, sus afectos, sus imágenes (se incluye una serie de fotografías que muestran al autor en el escenario descrito) son puestos en primer plano como parte fundamental de la construcción de un género -el de la crónica- que exige anclar en la realidad. Es, sin embargo, el mundo de Sarajevo un mundo que se construye en clave ficcional: un mundo parecido a la realidad efectiva, pero alternativo al mundo objetivo. Así se representa el escenario como si fuera la repetición caótica de muchos otros: la Guerra Civil española, la indiferencia de las instituciones internacionales, las distancias étnicas, políticas y económicas de ayer y hoy son algunos de los referentes que el autor utiliza para construir una memoria colectiva, intemporal, única y universal, que nos permite viajar -movernos, proyectarnos, avanzar- en la inmovilidad, la iteración y el retroceso.