Actualmente la música grabada se produce en cantidad, de manera accesible en términos económicos para quien pueda acceder a ciertos dispositivos digitales para producirla. Se distribuye y promociona de la misma manera y se consume por un precio mucho menor que hace veinte o treinta años atrás. Sin embargo, músicos y músicas que se inscriben la producción independiente dicen no encontrar en esta producción fonográfica una retribución económica justa. Esto no parece ser un impedimento a la hora de decidir lanzar música en formatos digitales, ya que las verdaderas razones para realizarlos no parecen estar relacionadas a la rentabilidad y venta directa de la música, sino a la promoción de la misma para, en todo caso, proyectar ingresos a posteriori. Consideramos sin embargo que, la falta de rentabilidad no estaría asociada solo a la paga injusta de las plataformas digitales por los derechos de reproducción, sino al modelo completo de distribución que plantea el sistema digital vigente.