Cuando en 1970, José María Castellet, da a conocer, a través de la editorial barcelonesa Barral, la antología denominada Nueve Novísimos Poetas Españoles estaba dando el puntapié inicial de la que sería una de las más interesantes e interesadas polémicas que hayan tenido lugar entre la intelectualidad española de la segunda mitad del siglo XX. De hecho, cuatro meses antes de su efectiva aparición en el mercado, la anunciada antología de Castellet ya despertaba encendidas controversias, como las que se pueden seguir a través de las cartas firmadas por los poetas Aníbal Núñez y Julián Chamorro Gay, en el semanario Triunfo, seguidas por las respuestas de dos de los antologados, Félix de Azúa y Vicente Molina Foix. La discusión generada por la antología de Castellet comprometió no sólo a muchos de los poetas en ella incluidos sino también a un sinnúmero de críticos y poetas no antologados que no quisieron quedar al margen de una polémica que se suscitó al menos en dos frentes: uno estético/ideológico y otro de ribetes económicos y políticos.