En una evaluación retrospectiva de las actitudes que guiaron al grupo de Orígenes, Cintio Vitier propone una fórmula que procura describir el gesto a la vez disruptivo y conciliador del movimiento liderado por José Lezama Lima: se trataría de una "atípica vanguardia sin vanguardismo". Suprimiendo el "ismo" final, Vitier desea subrayar lo que define como la "catolicidad incorporativa [...] llevada por Lezama hasta sus últimas consecuencias posibles en el mundo contemporáneo" ("La aventura de Orígenes", 1991). Se trataría de constituir una propuesta estética y cultural superadora de parricidios generacionales, exclusiones y negaciones. Sin embargo, si Orígenes no abre su primer número con un manifiesto, sí lo hace manifestándose contra todo ademán beligerante y efímero, a favor de lo "esencial" y perdurable en el arte: "Como no cambiamos de piel con las estaciones, no tenemos que justificar en extensos alegatos una piel de camaleón". Sin embargo Lezama lleva adelante su propuesta integradora contra ciertas actitudes propias de la generación anterior -la relacionada con la revista de avance.¿Habría que coincidir entonces con la fórmula de Vitier respecto de una "vanguardia sin vanguardismo" en el grupo de Orígenes, y más específicamente, en la poética de Lezama? ¿Cuáles son las posibles contradicciones en los planteos lezamianos? Estas son algunas preguntas que guiarán las reflexiones de esta comunicación.