Generalmente los procesos de alta inflación son analizados a partir de modelos basados en la demanda de moneda que consideran un déficit fiscal -exógenamente determinado- que financiado por emisión monetaria en el marco de una economía cerrada. Prolongando esta línea de análisis y con el propósito de aproximarnos más al caso argentino, consideraremos las dos restricciones que la economía nacional tuvo que enfrentar en los años ochenta: el déficit fiscal y la deuda externa. Ambas considerables y en permanente proceso de retroalimentación mutuo. Este punto de partida da lugar a un modelo de la dinámica de la deuda y la inflación que subraya el rol del financiamiento del déficit en la creación de un escenario de alta inflación con posibles derivaciones hiperinflacionarias. A partir de él, se intenta demostrar como las políticas relativas al financiamiento del gobierno implementadas en el período 1983-1985, como consecuencia de la severa restricción impuesta por la deuda, conducen inevitablemente a situaciones de alta inflación.