Los profesores se enfrentan hoy -por exigencias de la realidad y las transformaciones planteadas desde la política educativa- con nuevos problemas y obligaciones que amplían, intensifican y complejizan su trabajo de manera que la tarea esencial que identifica al quehacer docente ya no se limita a “dar clase”. En Educación Física, frente a una agenda temática de aumento del rendimiento físico, deportistas de competencia, prácticas motrices hegemónicas ligadas al imaginario de la modernidad (un cuerpo homogéneo y productivo en su forma y sus movimientos) se impone la consideración de una agenda que resignifique viejas cuestiones y plantee nuevos desafíos y problemas (Gómez, 2006). De allí, la importancia de generar procesos reflexivos en la construcción del conocimiento profesional que favorezcan la interpretación y transformación critica de las complejas problemáticas sociales y educativas que contextualizan las prácticas en Educación Física a principios del siglo XXI.