El objetivo final de la protección radiológica es evitar los efectos determinísticos y acotar, dentro de valores aceptables, la probabilidad de ocurrencia de efectos estocásticos.
Para diseñar una instalación o elaborar los procedimientos operativos es necesario hacer el cálculo preliminar de las dosis que generarán las fuentes de radiación involucrada. Más adelante esos cálculos serán corroborados o rectificados por mediciones.
Esos cálculos pueden ser muy complejos y engorrosos, según el nivel de exactitud requerido y el valor predictivo que pretendemos que tengan. En prácticas médicas donde se requieran cálculos precisos del valor de la dosis y de su distribución en el cuerpo del paciente se deberán emplear modelos matemáticos muy elaborados y programas de cálculo ad hoc, como los que se utilizan en radioterapia y dosimetría interna para medicina nuclear.
Para la exposición ocupacional y del público son aceptables cálculos más sencillos, los que desarrollaremos en el presente Capítulo (sobre la base de ARN, 2007), siempre que tengamos presentes ciertas simplificaciones y aproximaciones.