Desde la problemática de trazar genealogías suelo trabajar el aspecto androcéntrico de las mismas, pero tengo menos ejercitación en cuestionar su eurocentrismo. La reflexión que busco compartir en esta oportunidad no llega a descentrarse en este sentido, pero busca torcer al menos los matices eurocentrados de la Ilustración al dar cuenta de una apropiación local por parte de la escritora Juana Paula Manso, quien no aparece generalmente calificada como pensadora. Mi propuesta de resignificación surge a la luz de la inquietud que plantea Alejandra Ciriza sobre la producción de genealogías feministas desde el Sur: “¿De dónde proceden nuestros feminismos? ¿Es posible determinar para ellos una única fuente?” (Ciriza, 2015, p. 84).
Si bien nos concentramos en una mujer en estas tierras con ascendencia europea, desde la filosofía feminista resulta de interés encontrar antecedentes de pensadoras que desarrollan argumentos críticos del androcentrismo y de las configuraciones locales de la modernidad en pleno siglo XIX. No pretendo afirmar que existiera un movimiento político feminista pero sí mujeres que desde sus posibilidades culturales fueron activas pensadoras y gestoras institucionales, podríamos decir precedentes de un feminismo ilustrado vernáculo.