La Formación Paraná (Tortoniano) aflora en superficie a lo largo de la margen izquierda del río homónimo, en la provincia de Entre Ríos. La presencia de invertebrados fósiles en la unidad es conocida desde mediados del Siglo XIX, a través de la labor pionera de A. d'Orbigny, R. Philippi, A. Borchert, H. von Ihering, F. Canu, entre otros. Los perfiles estratigráficos que acompañaron informes paleontológicos publicados por G. Burmeister, J. Frenguelli y F. Ameghino analizaban las secuencias que para entonces se encontraban bien expuestas en el área, aportando el marco que permitió comprender inicialmente la génesis de los depósitos marinos. Más modernamente, trabajos de revisión retomaron el estudio de la fauna de invertebrados en relación a las sucesiones sedimentarias, para lo cual fueron revisadas las antiguas colecciones de los citados autores, junto a materiales adicionales recolectados más recientemente. Gracias a esta labor, fue posible reconsiderar el estatus taxonómico y sistemático de los macroinvertebrados componentes de la fauna bentónica, comprendiendo mejor aún las asociaciones reconocidas hoy en día en las secuencias sedimentarias disponibles en la provincia de Entre Ríos. Una nueva interpretación geológica de los términos aflorantes junto a la biodiversidad hallada, permite reconsiderar una antigua hipótesis de conexión marina (al menos marginalmente) entre las costas del Cono Sur de Sudamérica con la de las bajas latitudes de los mares de Centroamérica para aquellos tiempos. El hallazgo de Polymesoda, Erodona y dreissenidos, entre otras formas de aguas de salinidad reducida con afinidades con faunas del norte de América del Sur, permiten sugerir al menos un pasaje intermitente de elementos faunísticos a través de un cuerpo de agua epicontinental con condiciones marino-marginales que conectó ambas regiones, determinando finalmente una configuración propia en cuanto a la fauna de macroinvertebrados, que difiere considerablemente de la conocida previamente para dicha unidad neógena.