Dice J. L. Brea (2010) al inaugurar un capítulo de Las tres eras de la imagen: “’Hay algo en lo que vemos que no vemos’. O acaso más preciso, ‘ hay algo en lo que vemos que no vemos que vemos, que no sabemos que vemos’” (p.58), una sugerencia más allá del juego de palabras, para reflexionar sobre el modo en que relacionamos las imágenes y el conocimiento.
A partir de la articulación de la línea de Investigación desarrollada en “Lo óptico, háptico y sonoro en la construcción y representación mental del espacio en personas ciegas” dirigido por la arquitecta Carla García, y la experiencia de enseñanza y aprendizaje de los ingresantes a la carrera de Arquitectura y Urbanismo de la UNLP en la materia Comunicación de nivel 1 se indagan los procesos de cognición de un hecho urbano-arquitectónico mediante la práctica del desarrollo de habilidades de comunicación.
El trabajo que se presenta examina la redefinición de las categorías posibles donde inscribir la noción de imagen en nuestro recorte curricular y abre el debate sobre la vigencia del paradigma comunicacional que pervive en nuestras prácticas de enseñanza y aprendizaje. Enfoque que interpela a la necesidad de abordar desde la currícula una fenomenología de la mirada, como al sentido de “representar” desde el mandato de iconicidad cuando en la cultura contemporánea otros paradigmas pugnan por emerger.
Los y las ingresantes comienzan su proceso de afiliación intelectual (Casco, 2007) con el aporte de las herramientas analíticas y la introducción a las convenciones gráficas que brinda la cultura disciplinar instituida constatando la relevancia que asume la imagen visual-única- fija como principal recurso para la presentación de las obras. Abordada en este trabajo la imagen en su función epistémica, más que en su aspecto referencial o representacional, reclama una distinción, entre visión y visualidad.
La prevalencia de este paradigma cartesiano en la currícula, concede a la imagen visual fija un lugar que desconoce el universo que habitamos hoy, particularmente los jóvenes, en el que las imágenes tienen movimiento, sonido, comunican el cuerpo encarnado al integrar las esferas sensoriales. Un contraste que se acentúa por el cambio de paradigma comunicacional informacional lineal, donde los sujetos, antes consumidores -receptores, hoy prosumidores se descubren portadores de un saber previo para la producción de imágenes y contenidos, de nuevos modos de percepción y lenguajes (TIC).
En esta nueva ecología mediática se abre un escenario que es oportunidad para desplegar ese capital cultural, descubrir otros lenguajes, soportes y formatos. Es desde las posibilidades de las lógicas de las nuevas Narrativas Transmedia donde se conjetura experimentar la innovación didáctica, en la red de flujos como soporte de los aprendizajes significativos, en la reconfiguración de nuevos contratos de lectura. La imagen, tema vacante en la currícula, ¿desde qué categoría inscribirla?