En el extremo noroeste de México se encuentra una secuencia de 2500 metros de espesor de rocas principalmente sedimentarias que se acumularon a finales del Neoproterozoico superior y hasta el Cámbrico medio. El Ediacarense está representado por las rocas de la Formación La Ciénega y sobre ella, en una discordancia marcada por un conglomerado, descansan las rocas cámbricas de la Formación Puerto Blanco. La Unidad 4 de la Formación la Ciénega, la más joven y con presencia de estratos calcáreos, se caracteriza por la abundancia de Cloudina y restos esqueléticos de otros pequeños organismos que establecen la edad ediacarense. En la misma unidad se ha detectado la presencia de la misma anomalía negativa de isótopos de carbono que se ha encontrado en rocas ediacarenses de otras regiones de la Tierra. La Unidad I de la Formación Puerto Blanco presenta estratos siliciclásticos con diversos tipos de icnofósiles, siendo dominante Planolites. La base de la Unidad II de la misma formación también es rica en trazas fósiles, sobresaliendo la presencia de Treptichnus pedum que indica una edad del Terrenuviense (base del Cámbrico Inferior), mientras que en la parte media-alta aparecen trilobites de posible edad Montezumaniense (base de la zona de Fallotapsis). La Unidad III se caracteriza por la presencia de acumulaciones de arqueociátidos y por asociaciones con abundancia y diversidad de icnofósiles. En la Unidad IV, estas asociaciones persisten y los estratos portadores se intercalan con capas calcáreas y arcillosas con diversas asociaciones de trilobites, braquiópodos y otros invertebrados asignados al Dyeraniense Inferior (Zona de Bonnia-Olenellus). La secuencia sedimentaria de Sonora y su contenido paleontológico es muy similar a las que han sido descritas para el suroeste de Estados Unidos, en los estados de California y Nevada, lo que establece una continuidad geográfica y ambiental entre dichas regiones a lo largo de la transición Precámbrico-Cámbrico.