Los perezosos del Mioceno temprano de Patagonia incluyen una diversidad de formas que varía entre 40 y 100kg de masa corporal. El esqueleto apendicular presenta diferencias morfológicas marcadas con respecto a los representantes vivientes del clado, Bradypus y Choloepus. Tomando como premisa metodológica la hipótesis de relación formafunción, el análisis cualitativo y comparado de la forma y dimensión de los caracteres óseos permite postular mayores afinidades funcionales entre los perezosos santacrucenses y los osos hormigueros (Vermilingua) vivientes, especialmente Tamandua. En relación a la morfología de la tróclea humeral y de la escotadura semilunar ulnar, por ejemplo, los perezosos de los géneros Hapalops y Eucholaeops poseen una articulación humero-ulnar más baja y abierta que la de sus homólogos vivientes, pero más parecida a la de los vermilingua Myrmecophaga y Tamandua. El desarrollo del capítulo humeral y la forma de la cabeza radial, sugieren tanto capacidades de pronación-supinación más limitadas que los perezosos actuales, así como un mayor compromiso del radio en la transmisión de cargas desde la mano al húmero. La longitud del olécranon, bastante mayor que en los perezosos vivientes, podría indicar una potente extensión del antebrazo, si bien la orientación del mismo permite proponer que no constituía un obstáculo para la extensión casi completa del antebrazo. La forma general de la escápula, sin embargo, es más afín entre los perezosos fósiles y vivientes, que entre los primeros y los vermilinguas, especialmente en el desarrollo del borde axilar, importante en el desarrollo de la musculatura retractora del húmero, vinculada al acto de cavar. En síntesis, el análisis morfofuncional realizado indica que el miembro anterior de los perezosos santacrucenses tenía capacidades funcionales similares -i.e., hábitos cavadores- a las de los vermilingua vivientes, en particular Tamandua.