Lyotard, al igual que Arendt, rechaza un rol legislativo para la crítica y considera que su mayor deuda con Kant se halla en sus escritos sobre el juicio político y estético. A lo largo de toda su obra, Lyotard se interesa por el problema acerca de cómo resistirlos órdenes dominantes, tanto el discursivo como el económico. Desde sus primeros escritos políticos sobre Argelia hasta sus últimas obras sobre arte, tiempo y lenguaje, permanece filosóficamente comprometido con el desafío que ofrece el capitalismo de la última parte del siglo XX. No obstante, esto no equivale a decir que la obra de Lyotard no ha variado, los cambios pueden reconocerse tanto en el modo en que concibe su meta como en las formas en que considera que su obra, disidente y no conciliadora, puede abrirse un espacio en el debate contemporáneo.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)