Varios defensores del liberalismo han reconocido cada vez más la necesidad de una participación espontánea, no autointeresada, de los ciudadanos en los asuntos de interés público. Una democracia liberal que esté integrada por ciudadanos pasivos, interesados nada más que por la satisfacción de sus metas particulares, carecerá de estabilidad y estará supeditada a lo que de ella hagan los miembros mejor posicionados a la hora de presionar sobre los órganos de decisión.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)