Cada mujer en Á la recherche du temps perdu posee múltiples almas, sucesivos rostros que se fusionan con amores del pasado, con paisajes marinos, con pájaros o flores. Podríamos sostener asimismo, que las mujeres se fusionan en distintas formas del arte, en esto fue precursor Swann quien ve a Odette en la Céfora, hija de Jetro, de Botticelli ya que tenía por costumbre buscar en los cuadros de los grandes pintores los caracteres individuales de una persona. Intentaremos aquí, ver aquel encuentro de Marcel con un grupo de muchachas, en A la Sombra de las Muchachas en Flor, como una visión artística que parece emerger de algunas marinas de Whistler. Esta fusión, lejos de fijar una identidad estable en aquellas, sumerge al protagonista en una atmósfera de confusión que lo consume en una embriaguez de signos que es preciso descifrar.