Si el juego debe ser enseñado, como asumimos en este trabajo, necesita de personas que se formen para hacerlo, es decir, personas que organicen su trabajo intelectual y su ejecución (transmitir los saberes del juego) bajo un programa científico que delimite qué es y que no es el juego, por un lado, y algo que enseñar, saberes propios del juego, por el otro. Asumimos, a priori, que esos saberes son los del acuerdo o reglas flexibles, la ficción, el problema o tema que organiza el juego, en un contexto (de juego) que contenga características que permitan el encuentro con otros y la cultura, como así también que sea potenciador de la creación, a decir, la posibilidad de seguir jugando o, simplemente, no hacerlo más, a partir de relaciones liberadas de cualquier tipo de resultado medible, cuantificable o privado.
El objetivo de este trabajo será discutir con autores, que confunden o abstraen un atributo del juego, como el de portar un carácter “lúdico”, para explicar su función de control social, olvidando que el juego como “medio para”, tiene como función la de favorecer la explotación de la fuerza de trabajo.