En este trabajo buscaremos explorar los modos en los que este sitio de memoria se constituyó como un “espacio sacralizado”, sobre el que se sostuvo aquella narrativa dominante, que le permitió al estado polaco instrumentalizarlo como un lugar para la disputa política. Pero también atenderemos a los actos de resistencia, a las formas en que se añadieron marcas de memoria particulares al paisaje por fuera de esa “memoria dominante” o a las prácticas que aún enmarcadas dentro de esa narrativa contribuyeron a socavar el régimen comunista. Nos interrogaremos, por último, en qué medida aquella sacralización del espacio continúa vigente en torno a la función del museo como representación más adecuada del pasado traumático.