Planteamos el presente trabajo desde la preocupación creciente por la naturalización de algunas prácticas que tienen lugar dentro del esquema de producción del neoliberalismo tardío ya que las mismas resultan lesivas para la salud mental de las mujeres, presentando el marco teórico desde el cual se abordará un trabajo de campo sobre las razones y duración de licencias por razones psiquiátricas en mujeres trabajadoras en el ámbito de la administración pública.En particular, aquí hacemos foco en mujeres cis heterosexuales, principalmente en aquellas que son madres, porque han sido históricamente las sujetas oprimidas por el patriarcapitalismo y, pese a algunos avances ideológicos y legales, lo continúan siendo.Estas prácticas a las que hacemos referencia son las tareas de cuidado en sentido amplio, que continúan siendo consideradas como labores esencialmente femeninas y, de este modo, sobrecargan la jornada laboral a través de la existencia de la “doble jornada”, que en algunos casos incluso es triple.Así las cosas, en un contexto histórico signado por la retirada del Estado de la regulación de las relaciones del trabajo que sostienen la economía en el capitalismo tardío, los derechos laborales básicos se flexibilizan impactando más gravemente esta desregulación en mujeres trabajadoras con responsabilidades familiares.Planteamos como eje de estudio las tareas de cuidados, las que, por ser el centro de la división sexual del trabajo constituyen uno de los estereotipos de género que más violentamente se imponen en el universo simbólico de la sociedad. Y desde esa imposición de roles sobre la mujer, se desprenden otras formas de violencia fundada en el género, con consecuencias en la salud mental de la mujer.En lo concreto hablamos de violencia en dos ámbitos: desde el ámbito público, violencia económica propiciada por el mismo sistema que, al imponer labores a la mujer en función de los roles de género culturalmente asignados, impide en muchos casos el acceso al trabajo remunerado de las mujeres madres aumentando su dependencia y vulnerabilidad; y en el ámbito hogareños, violencia familiar de diversos tipos, pero fundamentalmente psicológica ante el incumplimiento de estos “deberes” o la disconformidad del varón con la forma en que los mismos se realizan, y también económica al prohibirse el uso del dinero que no proviene del trabajo remunerado de la mujer.Proponemos entonces una visión crítica de la cuestión, en clave humanista, entendiendo al feminismo como un humanismo. Abordamos la cuestión desde postulados críticos, la filosofía del buen vivir y los feminismos comunitarios de nuestros pueblos americanos (Byul-Chung Han, Suely Rolnik, Boaventura De Souza Santos, Guadalupe Rivadeneira Núñez, entre otrxs) para poder quitar el velo patriarcal y capitalista que oculta el gran valor humano y económico de las tareas de cuidados, que son descalificadas y precarizadas por el mismo sistema al que sostienen.