El cinturón hortícola de La Plata se constituye como uno de los polos productivos de alimentos para consumo interno más importantes de nuestro país, donde gran parte de la producción está en manos de la agricultura familiar. Éstas, forman parte de las poblaciones rurales ubicadas en las periferias urbanas a las que denominan quintas. En su mayoría, se trata de familias que viven en condiciones de total precariedad, y coexisten con situaciones desfavorables dadas por la constante exposición a agentes nocivos para la salud, como es el uso de agroquímicos. Asimismo, se pueden encontrar diversas dificultades en lo que respecta al proceso productivo, donde el trabajo realizado es llevado a cabo con artefactos y tecnologías rudimentarias, dejándolos en gran desventaja en comparación con la modernización del sector agroindustrial. En este sentido, los pequeños productores poco se han visto beneficiados por los avances y tecnologías destinados al entorno rural, lo que evidencia una vacancia para la incidencia del diseño. Por otro lado, se puede observar la fuerte desigualdad de género dentro de estos entornos, donde las mujeres rurales son las más perjudicadas. Al duro trabajo de la producción hortícola, que incluye también los cultivos básicos para el consumo familiar, se les suma la responsabilidad de las tareas domésticas, desempeñando así, un rol tanto productivo como reproductivo. De esta forma, no sólo no son reconocidos sus aportes en las tareas del hogar, sino que, tampoco en su trabajo dentro de la producción. En lineamiento, desde la disciplina del Diseño Industrial, se busca poner en valor el trabajo y los saberes de las mujeres rurales de la agricultura familiar, para fortalecer la perspectiva de género en el desarrollo de la producción hortícola agroecológica, a través del desarrollo de un diseño comunitario que pueda dar respuesta a sus demandas y problemáticas.La finalidad es generar material teórico que exprese las nuevas perspectivas de entendimiento de la disciplina para el desarrollo local. Se busca poder aportar a las diversas corrientes que impulsan trascender la lógica de diseño de productos desde una mirada mercantil. Estas nuevas líneas de pensamiento, son imprescindibles para comprender al diseño como elemento contribuyente al bienestar humano, ya que entienden al profesional como sujeto político-social en estrecha relación con el territorio, es decir, con la capacidad de dar respuesta a ciertos sectores de la sociedad y la producción donde no llega el mercado. Para esto, se estudiarán las Cadenas de Valor de la producción hortícola en sus distintas escalas, lo que permitirá comprender y analizar las dinámicas de distribución de poder. Paralelamente, se profundizará la incidencia de los roles de género en cada uno de estos eslabones, para la elaboración de técnicas y tecnologías que colaboren a confrontar las complejas situaciones de desigualdad y contribuyan al empoderamiento y autonomía de las mujeres campesinas.