En la beca posdoctoral propongo profundizar y ampliar las reflexiones trabajadas en mi tesis de Maestría en Historia y Memoria y en la de Doctorado en Historia sobre los procesos de elaboración, interpretación y significación social del pasado de violencia política de la década del setenta y la última dictadura (1976-1983) a través de la espacialización de las memorias en las ciudades de La Plata, Berisso y Ensenada. Me interesa ahora enfocar y profundizar la mirada en torno a las disputas que acontecen en lo que denominé red regional de lugares de memoria desde un abordaje que parta, no ya del proceso creativo y productivo de los lugares, sino de las condiciones de circulación y recepción en la trama relacional en la cual emergen, e indagar en las acciones que, directa e intencionalmente, tienen por objetivo su daño y destrucción. Se trata del fenómeno que aquí propongo como iconoclasia de los lugares de memoria. Estas acciones de rechazo e impugnación -simultáneamente materiales y simbólicas- arrojan luz sobre otra faceta de la dimensión pública y política de estos lugares que no ha sido abordada por la literatura académica y que será un aporte al campo de los Estudios de Memoria y la Historia Reciente. Parto de la hipótesis de que la iconoclasia es una expresión visual y discursiva que pone de relieve la pluralidad, el conflicto y el estado de debate de las narrativas actuales y los usos del pasado que intervienen y se configuran en el espacio público urbano por la conquista de poder, de sentidos e interpretaciones sobre los acontecimientos de nuestra historia reciente. Para ello, se seleccionan como casos de estudio los lugares objeto de iconoclasia del amplio repertorio trabajado en la tesis doctoral -y la incorporación de otros nuevos conforme avance la investigación- que resultan cualitativamente representativos de la diversidad de lugares, agencias y actores del movimiento de derechos humanos involucrados. Este estudio se ubica en la segunda década de los 2000, periodo en el que la red regional de lugares de memoria se expande tras la condensación de una trayectoria pública de políticas de memoria promovidas en el periodo kirchnerista (2003-2015) y se consolida tras el aumento significativo de lugares, que obedece a la efervescencia que alcanzó el activismo por la memoria y los derechos humanos ante una nueva coyuntura política y social de disputas sobre el pasado reciente durante el ciclo macrista (2015-2019).