El Shincal de Quimivil, ubicado en Villa San José, departamento de Belén, provincia de Catamarca, es un sitio arqueológico incaico construido alrededor del siglo XIV. En las últimas tres décadas, ha sido objeto de disputas sobre el control y uso del lugar entre la Comunidad del Quimivil y el Comunitario Otorongo Wasi, el Estado, los pobladores locales y agentes de turismo, reflejando tanto intereses económicos y políticos, como también religiosos y espirituales.En 2014, el Ministerio de Ciencia y Tecnología implementó un proyecto de patrimonialización que incluyó entre otras cosas, la restauración de estructuras y la creación de un museo de sitio, además de la incorporación de fauna andina, como llamas y perros sin pelo, con el fin de reforzar una imagen de los "Incas en Argentina". Sin embargo, estos esfuerzos han generado tensiones con la Comunidad del Quimivil, que prefiere identificarse con el etnónimo Diaguita, al considerarlo más representativo de su identidad.La ceremonia del Inti Raymi, practicada cada 20 a 21 de junio, representa una de las manifestaciones más importantes de la Comunidad del Quimivil para reafirmar su identidad cultural y religiosa, a la vez que reivindica no solo la sacralidad del sitio, sino también su derecho a realizar ceremonias que mantienen viva su memoria ancestral, enfatizando su conexión espiritual con el territorio.Otro caso destacado es el de la Loma Larga, un espacio cercano a los limites actuales de El Shincal y que desempeñó un papel relevante en la dinámica histórica de la región. Asociada en un principio a leyendas sobre una Salamanca ubicada en su base, desde que se levantó una cruz cristiana en su cima para el año 1985 ha sido objeto de peregrinaciones. Pero al mismo tiempo es incluida por la comunidad como parte de su territorio ancestral, lo que profundiza la disputa por su control simbólico.Este proyecto propone un abordaje etnográfico para comprender las dinámicas actuales en torno a este sitio arqueológico. El trabajo de campo incluye observación participante, entrevistas y análisis de medios de comunicación y redes sociales, con el fin de captar cómo los distintos actores reinterpretan y utilizan el espacio. Se investiga cómo las prácticas rituales contemporáneas sacralizan el territorio y refuerzan las identidades locales, en un contexto donde el turismo y las políticas patrimoniales juegan un rol fundamental en la definición y gestión del uso del espacio. Este papel del Estado se manifiesta en su intervención para conservar el sitio, promover su valor turístico y regular el acceso, pero al mismo tiempo genera tensiones al superponer su visión patrimonial sobre las vivencias locales. Se hace foco en las tensiones entre la patrimonialización oficial y las diversas prácticas religiosas locales. Se busca comprender cómo las memorias, las identidades y el espacio mismo son constantemente negociados y transformados.