La presente investigación se centra en las portadas de los 19 números de la revista Vamos a Andar, publicados entre los años 1986 y 1991.Durante ese período, la misma fue el principal medio de difusión de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA). Creada en el marco de la posdictadura en abril de 1984 bajo la presidencia de Carlos Jáuregui, quien ocuparía dicho cargo hasta su fallecimiento en el año 1996, la CHA y sus integrantes tenían como objetivo luchar contra la represión y los edictos policiales heredados de la época de la dictadura militar. Es pertinente abordar la circulación de Vamos a Andar en el escenario de la posdictadura argentina desde el análisis de sus portadas, considerando los modos en que tales imágenes tensionan las representaciones de las disidencias sexuales en los medios masivos, a la vez que contribuyen a hacer visibles otros deseos, sexualidades y formas de vida. Resulta de suma importancia retomar los planteos realizados por Nicholas Mirzoeff en torno a la cultura visual, para interrogar la potencia de estas imágenes y su relevancia en la conformación de una identidad colectiva que la revista apostó a construir, y también en la articulación de dispositivos visuales que posibilitaron la invención de porvenires posibles para las disidencias sexuales.En este punto, resultan relevantes los estudios de la filósofa Andrea Soto Calderón (2020, 2022) en relación con la performatividad de las imágenes y la potencia performativa de la imaginación, para pensar el lugar de las imágenes como tecnologías políticas que dan forma a nuevas subjetividades colectivas y modos de existencia. A través de Vamos a Andar se despliegan estrategias que combaten aquello que los medios masivos de comunicación buscan determinar como verdad absoluta en torno a la crisis del VIH/ Sida y las formas de deseo de las disidencias sexuales. Frente a dichas imágenes y relatos hegemónicos, la revista levantó otras figuraciones que habilitaban otras narrativas. En relación a lo planteado, resulta pertinente retomar la definición de potencialidad que realiza José Esteban Muñoz (2020) en Utopía queer, donde propone "un cierto modo eminente de no-ser, algo que está presente pero no existe realmente en el 8empo presente" (p. 41). Siguiendo a Muñoz, es posible pensar a estas imágenes de Vamos a Andar en su potencia performativa, como contribuyendo a dar forma a posibilidades de existencia que tensionan las condiciones de su presente y funcionan como a una apertura hacia el futuro, a la vez que interpelan el hoy.