En el ámbito bioantropológico y forense, una de las principales problemáticas a dilucidar en la reconstrucción del perfil biológico de individuos no documentados, es la estimación de edad a la muerte a partir de restos óseos (Lynnerup, et al., 2006). De esta manera, la estimación de la edad biológica en restos no documentados implica la observación de una multiplicidad de rasgos morfológicos que se expresan durante los sucesivos estados de formación, maduración y consolidación del tejido óseo y dental, comparando la información obtenida con los cambios registrados en poblaciones recientes de edad conocida. La fiabilidad en la estimación etaria de individuos adultos depende de: a) la disponibilidad de estándares de crecimiento y desarrollo utilizados como referencia para las estimaciones y b) los modelos estadísticos y matemáticos en que los métodos están basados (Muñoz Silva, 2019). Dentro de la antropología forense, los estudios de validación son fundamentales para justificar la admisibilidad de los métodos como prueba pericial, es por ello que existe un claro consenso en la comunidad científica sobre la necesidad de discutir aspectos relacionados con la revisión metodológica (Cunha et al., 2009). Este trabajo propone comunicar los resultados preliminares de mi tesis doctoral realizada en el marco de la Beca Doctoral de la UNLP. El objetivo de la misma consiste en analizar la fiabilidad y precisión de dos metodologías utilizadas para estimar la edad de muerte en individuos adultos a partir del coxal, el método de Brooks y Suchey (1990) para la sínfisis púbica (SP) y el método de Buckberry y Chamberlain (2002) para la superficie auricular (CA) del ilion . Los materiales para este proyecto pertenecen a la colección osteológica Prof. Dr. Rómulo Lambre, que se encuentra depositada en el Laboratorio de Investigaciones en Ciencias Forenses (FCM-UNLP). En una primera etapa de la investigación se seleccionó la muestra en función de la presencia y/o ausencia, de al menos, uno de los rasgos elegidos para estimar la edad y según el estado de preservación de los restos. A partir de dicho análisis, se seleccionaron en total 163 individuos adultos, 58 femeninos y 105 masculinos, cuyo promedio de edad es 57.10 y 56.86 años respectivamente. A continuación, se presentan los resultados preliminares en función de los porcentaje de asignaciones correctas obtenidas en cada método según el rango etario: 20 a 29 años (SP 67%, CA 60%); 30 a 39 años (SP 100%, CA 97%); 40 a 49 años (SP 94%, CA 79%); 50 a 59 años (SP 88%, CA 100%); 60 a 69 años (SP 61%, CA 89%); 70 a 79 años (SP 79%, CA 100%); 80 a 89 años (SP 37%, CA 88%). En función de los guarismos obtenidos, se puede concluir de manera preliminar que ambos métodos son confiables para estimar la edad en los rangos etarios de 30 a 59 años. Ambos han mostrado porcentajes de precisión superiores en comparación con los extremos de los rangos planteados, específicamente en las edades de 20 a 29 y de 80 a 89 años.