El mundo se encuentra frente a un cambio de era, una época de transición hacia sociedades caracterizadas por una mayor incertidumbre, una aceleración del tiempo social que conlleva cambios rápidos y disruptivos, y un mundo en el que reina la complejidad y el caos. Tales características permiten pensar que es un momento en el que todas las opciones para diseñar el futuro parecen peligrosas, porque las condiciones indican que sólo podría alcanzarse una distopía. Por supuesto, se podrían crear e idealizar futuros visionarios y deseables, pero parecen imposibles de consolidar por la falta de compromiso o la urgencia por atender problemas de coyuntura.
Es necesario empezar a crear conciencia de que todos los actores sociales tienen una responsabilidad y compromiso con el futuro, no sólo para mejorar la calidad de vida de las sociedades el día de hoy sino, sobre todo, para heredar un mundo mejor para las próximas generaciones. El objetivo de este trabajo es plantear que aunque la realidad mundial es incierta, es posible anticipar lo que puede ocurrir y, con ello, tomar mejores decisiones basadas en la construcción de escenarios futuros deseables y realizables.