En un escenario político y social complejo, que ha quedado en evidencia tras el estallido social de octubre de 2019, donde las autoridades se vieron en la necesidad de confrontar su llamado a una mayor participación ciudadana, como estrategia para mejorar los niveles de confianza y adherencia, que le permitieran retomar el control social y superar el temor de la población ante la extensión de nuevos focos de violencia, parece conveniente profundizar en las experiencias locales que se han venido desarrollado para estimular la participación ciudadana, centrando la atención de este trabajo en los Presupuestos Participativos, mecanismo desarrollado hasta el año 2018 por 53 municipios de Chile, con resultados dispares conforme a su inversión, impacto territorial y vigencia.