Este trabajo analiza el relato "Pequeño Pie de Piedra. Una vida imaginaria de Ceferino Namuncurá en
treinta y ocho testimonios" de Leopoldo Brizuela (2002) y su cuestionamiento de los abusos de la
memoria en el relato de la Nación a partir de los intertextos que funcionan como motor de la escritura.
Según nuestra lectura, y desde la perspectiva del proceso de secularización que hace eclosión a fines
del XIX cediendo los márgenes de la "barbarie" a una cristianización que se revela en definitiva
utilitaria a los fines del Estado, la polémica figura de Ceferino le permite a Brizuela indagar en los
silencios de la historia nacional y cuestionar el poder de la letra que nombra santos y salvajes, beatos
y locos. La "vida imaginaria" del indio se acerca así, menos a la historia verídica de Ceferino
Namuncurá, que a las lagunas de la historiografía liberal, problematizando la conversión de salvaje en
santo y explorando la distancia establecida entre los relatos bio(hagio)gráficos sobre Ceferino y su
experiencia como mapuche en la Patagonia de fines del XIX. El texto de Brizuela, propuesto como
ficción, coloca al imaginario popular como vía de superación del discurso racionalizador de la
historiografía, y recurre a una prosa poética que, evocando lo mítico y lo arcaico, da espesor a una
lengua narrativa cuyo sentido más político puede atribuirse a su trabajo con la "imaginación material"
(Bachelard). Los treinta y ocho testimonios funcionan, así, como ejercicios de la imaginación sobre el
pasado en torno de una materia privilegiada por la narración: el agua.