En las dos últimas décadas la narrativa en castellano está presenciando la explosión sin
precedentes de una serie de fenómenos generacionales de jóvenes escritores en distintos
espacios del mundo hispánico. En el Cono Sur ha surgido la autodenominada generación
McOndo, en México la generación del Crack, y en España la generación Nocilla. Más allá de
las diferencias entre estos grupos, lo que los une es el aglutinar a escritores nacidos en torno a
la década de los años 70, la hibridación genérica en sus obras literarias y, la concepción de la
creación narrativa como reacción subversiva ante el anquilosamiento estético de formas
narrativas precedentes. Pero el aspecto que mejor define la hermandad entre estos tres grupos
literarios es la presencia en sus narrativas de un reiterado recurso a la fusión de elementos
procedentes de "la cultura popular" y de "la alta cultura" con un predominio evidente de la
primera. Así estos autores reivindican la influencia masiva de los medios de comunicación, de
las nuevas tecnologías, de formas estéticas alternativas a las que situarían, de esta manera,
como referentes estéticos de primer orden por encima de formas culturales más canónicas. En
este sentido, propongo abordar el análisis de este fenómeno de tan destacada extensión en el
panorama literario contemporáneo en lengua castellana, evaluando fundamentalmente dos
aspectos. Por una parte, analizar hasta qué punto y cómo este afán renovador supone una
ruptura con la tradición narrativa previa abriendo nuevas sendas estéticas en la narrativa en
lengua castellana. Por otra, considerar cómo la disolución de las fronteras entre "alta cultura" y
"baja cultura", en el caso concreto de la literatura en el ámbito hispánico, pueda resultar una
forma soslayada de captación venida desde la invasiva cultura norteamericana a la que
distintos representantes de estos tres grupos generacionales han manifestado su deuda
estética y, en cierta medida, su adhesión ideológica.