Hacia el Centenario de la Independencia argentina, el abogado y diplomático Carlos A. Aldao emprende la traducción de una serie de relatos de viajeros ingleses escritos un siglo antes. Entre 1915 y 1921 se publican siete de estos volúmenes en dos importantes colecciones de "libros baratos".
En la tarea de traducción y difusión de Aldao se advierte no sólo su voluntad de organizar estos relatos como una serie, sino también de proponer versiones que impliquen una nacionalización -y hasta un acriollamiento- de estos textos. Parte importante de las estrategias para lograr ese objetivo es la propia colocación de Aldao respecto de sus traducciones, marcada por la intensa presencia del traductor. Este protagonismo se articula tanto mediante la aclimatación de los relatos ingleses, como por la manera en que Aldao logra, particularmente en los prólogos, tramar su autobiografía con los relatos de viajeros que está traduciendo. Pero no es únicamente la historia personal, sino la nacional la que está en juego: Aldao considera estos textos como los mejores libros en los que estudiar la historia argentina, verdaderos "tesoros" documentales, que permitirían probar el destino manifiesto de su país. Antes que el pasado, entonces, Aldao busca que estos textos y sus traducciones informen sobre el brillante futuro que se avecinaba para la Argentina en las primeras décadas del siglo XX.