Este trabajo se propone explorar el modo en que la lectura de la Ética de Baruch de Espinosa (1632-1677) enriquece la obra de Jacques Lacan (1900-1981), fundamentalmente en torno al enfoque teórico que hace del padecimiento subjetivo y del deseo. Lacan se reconoce tempranamente como un ferviente admirador del filósofo moderno, tal como lo narra Elisabeth Roudinesco en la biografía del psicoanalista francés: “él tenía 14 años, (...) hacia esa época descubrió la obra de Espinosa. En la pared de su cuarto suspendió un dibujo que representaba el plan de la Ética con flechas de colores. Este acto de subversión (...) tuvo el efecto de arrastrar al joven hacia una afirmación de su deseo”.