El libro plantea el aprendizaje de un lenguaje de programación como oportunidad para la enseñanza y práctica de valores. Se propone como metáfora una paleta de virtudes con diez valores universales. En esta paleta, al igual que el artista que mezcla y genera colores, se pueden añadir valores, transformarlos y crear nuevas paletas en el marco de contextos sociales y culturales diversos.