El hormigón es uno de los materiales más utilizados en la construcción de obras civiles, viales e hidráulicas. Su uso se ha generalizado debido no solamente a la elevada resistencia a la compresión que posee, sino también a su durabilidad, trabajabilidad y economía, y a la posibilidad de disponer de él a pie de obra en la mayoría de los lugares. Entre las características más salientes de este material pueden citarse su comportamiento en fractura, de tipo cuasifrágil, y su escasa resistencia frente a tensiones de tracción, aún cuando la mayoría de las estructuras de hormigón se encuentran sometidas a este tipo de esfuerzos desde el mismo momento en que comienza a hidratarse la pasta del cemento y se producen las consecuentes variaciones volumétricas. Estas características dan lugar a la aparición de microfisuras debido a la escasa resistencia del material a edades tempranas, cuyo tamaño se incrementa notoriamente una vez que la estructura entra en servicio y empiezan a actuar sobre ella las cargas para las que fue diseñada.