El desarrollo mancomunado de la Geografía política y la Geopolítica ha intentado, desde Ratzel y Mackinder hasta las actuales escuelas críticas, interpretar al mundo desde las perspectivas del poder en su desarrollo espacial. Los territorios del mundo fueron catalogados, inventariados y definidos a partir de los intereses de los distintos grupos de poder y potencias en pugna.
Sin embargo, en la mayor parte de las propuestas y análisis geopolíticas, el continente africano fue quedando en el olvido. Contra esta nueva agresión cultural eurocéntrica, intelectuales africanos y latinoamericanos han impulsado interpretaciones y propuestas que ubican a África en el centro de un nuevo debate geopolítico.
A lo largo de los últimos siglos, el continente africano ha evolucionado de muy diversas maneras en el imaginario del mundo occidental. El interés representado en sus más diversas perspectivas fue cambiando a medida que la ciencia y la sociedad europea y sus diversas extensiones, americanas, australiana, etc. Fueron avanzando en su conocimiento y fueron atendiendo a las demandas de un mercado mundial cada vez más exigente, poderoso y demandante. Los estudios de la geopolítica, vinculados desde sus orígenes a la ciencia europea moderna y a las instancias construidas desde el poder de ese mercado y de los Estados que actuaban en forma hegemónica en las relaciones internacionales, para seguridad y mayor efectividad del mismo, intentaron desentrañar la significación de esa porción de la corteza terrestre. Desde ese momento, África pasó a desempeñar un papel eminentemente subsidiario de los intereses que se jugaban en esos dos ámbitos: mercado y relaciones entre potencias.