Nos proponemos reflexionar sobre el concepto de futuro, especialmente sobre los supuestos que entraña respecto de las identidades. A su vez, el recorrido se orienta por los colores de la artista argentina Raquel Forner1, quien acompañó con su arte la reflexión sobre el futuro durante el siglo XX. Las imágenes escogidas para este capítulo corresponden a los años 1977, 1980, 1983 y 1984. Evocan sobre todo la década del 80, la de ideales de revolución todavía vigentes, donde futuro seguía siendo sinónimo de esperanza. Desde sus primeros óleos, hasta la última serie de los ochenta, la artista indaga el hundimiento de las promesas del progreso frente a las inéditas posibilidades de viajes al exterior del planeta –y al interior de los seres humanos–.
Entremezcla imágenes de la muerte y la vida, la astrofauna y los astroseres, el mensaje cifrado - lucha+amor=Vida, lucha-amor=Muerte-, el laberinto y la calavera, pájaros y esqueletos (Ibíd). En su obra de los 80 predominan los mutantes, una poética emancipada que impregna plástica, psíquica y biológicamente una dimensión híbrida, no binaria, ecológica (Oropeza, 2021). En principio, los cuatro cuadros seleccionados transgreden el límite de lo humano para traer una realidad cósmica, interespecies, que apuesta por una relacionalidad vital. Solo en “Gestación del hombre nuevo (1980)” tenemos el ideario revolucionario que encarnara, entre otros, el Che Guevara. Pero la apuesta a un futuro en términos de revolución socialista se disuelve hacia mutaciones coloridas y astrales, tan extraterrenas como extrahumanas, en los últimos años de la artista, que preceden a la caída del muro de Berlín en 1989.