La narración benjaminiana implica una desarticulación de la concepción clásica del humanismo en al menos tres sentidos: al tratarse de una praxis social de intercambiar experiencias compartidas, se aleja de la centralidad del sujeto individual y sus vivencias subjetivas; por otro lado, genera otra forma de concebir la experiencia sin quedar reducida al ámbito gnoseológico-epistemológico; finalmente, opera un corrimiento del humano como señor de la naturaleza, puesto que en “El narrador” Benjamin lo ubica en “el reino de las criaturas”, junto con los animales y lo inanimado. El narrador encarna la figura del justo y es el abogado de las criaturas, ya que en su relatos puede oírse “la voz de la naturaleza”. Este dar voz no se reduce a una acción tutelar sino, como resalta Robles Oyarzún, el cuidado: así como Kafka practicaba la atención [Aufmerksamkeit] en tanto "rezo del alma" que incluye a todas las criaturas. De allí que el descentramiento de lo humano aparece como una posible apertura hacia el posthumanismo. Por ello, en el primer apartado analizaremos los desplazamientos de la narración en Walter Benjamin, su posibilidad de reconfiguración tras la crisis de la experiencia y la figura del narrador en tanto justo. En el segundo apartado abordaremos con mayor profundidad el vínculo del narrador con las criaturas a partir de los ensayos de Benjamin sobre Franz Kafka, la animalidad y el rol de la atención. En el último apartado, finalmente, desarrollaremos la teoría de lo no-humano [Unsmench] a través de los escritos de Paul Scheerbart, su relación con la técnica y la naturaleza.