A principios del siglo xx, el pintor y artista alemán Berthold Hellingrath, valiéndose de la técnica del grabado, retrató al Neuer Markt de la ciudad de Rostock desde diferentes ángulos. Desde una perspectiva panorámica se destaca el piso de adoquines, los edificios de la municipalidad, de la Marienkirche y de las casas de dos aguas que forman el contorno de la plaza, hombres y mujeres que transitan o se encuentran detenidxs por la zona, una serie de carros que parecen trasladar diferentes tipos de mercaderías. Además, desde otra de las perspectivas retratadas, dos mujeres en el primer plano pasan caminando cargando bultos sobre sus espaldas.
El despliegue de diferentes actividades laborales en el espacio público puede ser encontrado a lo largo de la historia en diferentes formatos: mercados, venta ambulante, música callejera, ferias de diversa índole. Así, el espacio público se convierte en escenario de actividades que buscan intercambiar bienes y servicios y que favorecen la circulación de historias y vivencias. Estas experiencias constitutivas de lo urbano, proceso en que constantemente la sociedad urbana se configura a partir de las movilidades, lo espontáneo, los tránsitos (Delgado 1999), condensan momentos privilegiados que nos acercan a la comprensión de cómo se produce el espacio público urbano.