A principios de 2023 comenzó mi trabajo de campo con personas que atravesaron el encarcelamiento a partir de una beca de docencia e investigación del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Quilmes y continuó con una beca EVC CIN hasta mediados de 2024. Antes de empezar a vincularme con cooperativas de liberados, había realizado algunas entrevistas en la Unidad 31 de Florencio Varela sobre la reincidencia penitenciaria con intenciones de reconstruir el punto de vista de los actores que se encontraban circulando por el sistema penal hace varios años. En esa oportunidad, pude comenzar a reflexionar, aunque de manera muy introductoria, sobre cómo la cárcel puede significar una experiencia casi ineludible para algunos sectores de la sociedad que viven permanentemente cerca de ella, o en su radar, debido a que tienen familiares, amigos, conocidos y vecinos detenidos. Por otra parte, también pude identificar cómo la cárcel es una posibilidad aceptada por las personas que pendulan entre el delito callejero, la ayuda social, el ocio forzado y el trabajo. En este sentido, se podría decir que comencé a pensar algunos de los efectos del encarcelamiento en la vida de las personas a partir de lo observado en este primer acercamiento.