La reproductibilidad técnica atraviesa al grabado y a los impresos. A más de 60 años del ensayo de W. Bengamin y ante el borramiento de las fronteras entre disciplinas, debemos repensar nuestras categorías conceptuales sin lamentarnos por el original que nunca tuvimos, o una reproductibilidad que ya no alcanza para justificarnos.
Este vacío en el que nos movemos, tan adecuado por otra parte, como característica epocal; es el lugar de instalación tal vez más fecundo de un campo que siempre estuvo tensionado entre lo uno y lo múltiple, o dicho de otra manera situado entre lo expresivo y lo comunicacional.